miércoles, 11 de noviembre de 2015

circo de mis horrores

puede que la música ya no suene como antes,
ahora suene a roto por todo lo que llevas dentro
y nunca has querido sacar,
suena a un domingo de tarde
en una habitación que no es la mía
y con un vestido tirado por el suelo.
Y ganas, muchas ganas de romperlo todo,
con algún que otro casquillo de cerveza
adornando el paisaje y el vestido
y con el suelo mojado de las lagrimas que derraman tus piernas
cuando nadie las frecuenta.

Hemos dejado de firmar la paz

para firmar contratos de guerra a domicilio
con mensajero a la puerta de tu casa
a la que ya nunca estas
y siempre llamo.

pero no te dejes engañar,

ya la gente no gana por goleada
ni empatan por placer,
se dejan llevar por el partido,
hasta que el señor que pite
les mande a casa

y me acordaré de ti,

de camino a casa,
en el tiempo de descuento,
cuando nadie te diga nada,
y cuando llueva para todos
por no querer acabar el partido cuando pitan el final
y jugar el resto de vida una prorroga irreconocible




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