desde que te conozco,
Madrid ha dejado de tener prisa,
las luces de todos los semáforos han cambiado
y se puede cruzar en rojo
en cualquier parte de tu cuerpo,
y desde
entonces,
la gente ya no respeta la ciudad,
ni la ciudad a la gente.
ni la ciudad a la gente.
ya no se deja de lado a las normas,
ni se puede cruzar de noche cuando te da la gana
cuando mira la
luna, y tu
y todo te sonríe.
no nos conocemos de
hace tiempo,
y ya ni nos
miramos,
como nadie.
como nadie.
te abrazo
cada día,
como si nadie
nos viera,
como si fuésemos capaces de vernos por fuera todos los días,
por detrás de los ojos,
y por dentro del corazón
por detrás de los ojos,
y por dentro del corazón
me veo muriendo
de espaldas,
dando la cara en
vida,
y aparentando no estar
muerto
sin saber reconocermeaún me queda un revólver en la memoria